viernes, 14 de agosto de 2009

HORIZONTES SIN MEMORIAS, Sala de Arte Felipe Cossío del Pomar

Agua, Tierra, Aire y Creador.
100 x 560 cm Diptico
Acrlico sobre lienzo

Hija del Renaco
50 x 80 cm
Acrilico sobre Lienzo




El Vuelo de Noiculla

80 x 150 cm
Acrilico sobre Lienzo




Hija del Irapay
50 x 80 cm
Acrilico sobre Lienzo





Las Plantas no hablan
80 x 150 cm
Acrilico sobre Lienzo


Nuestro Espacio
80 X 150 cm
Acrilico sobre Lienzo




Horizontes de Rember

Gracias a su juventud, persistencia y talento, Rember Yahuarcani, artista joven de la nación amazónica de los Huitoto, se ha hecho de un nombre y un espacio en el panorama plástico, tanto nacional como fuera de nuestras fronteras.

Rember es un verdadero autodidacta, ya que no pasó por academia alguna, pero ha sabido evolucionar su trabajo; formal y conceptualmente su obra recurre cada vez más a estrategias occidentales, sin perder de vista sus orígenes, su identidad.

Si en una primera etapa su trabajo era una traducción muy cercana de su entorno y sus tradiciones, retratando su cosmovisión a través de personajes fantásticos para nosotros, pero casi reales para su cultura, en donde no solo las plantas son capaces de hablarnos sino todo ser vivo, ahora, en esta última exhibición, titulada Horizontes sin Memorias, nos presenta una serie de pinturas realizadas ya no sobre su nativa Llanchama sino con acrílicos sobre lienzo en lugar de tintes naturales. Así, sus colores se muestran más intensos. Vibran.

En esta nueva serie Rember nos sumerge en un mundo onírico, poblado de etéreos personajes femeninos que se desplazan por mágicos paisajes. Así, nos adentramos en la visión de lo femenino y de lo que su presencia significa en su cultura. La mujer no solo es quien da vida, es también quien la mantiene y garantiza su continuidad a través de la crianza y la transmisión de conocimientos.

Por eso, Rember es enfático cuando dice que “esta exposición no es de mitos, historias y costumbres, sino de personajes con una visión propia, la mía, con formas y movimientos amazónicos que no necesariamente tiene un fundamento histórico en la cultura Huitoto, mi cultura”.

Por ello, con gran acierto, crea personajes que se mueven, con delicadeza extrema, en una cosmología de los orígenes, a veces acuática, otras, espacial, (se hace difícil la precisión). Gracias a esta cualidad –casi etérea– de la que están revestidos sus personajes, trascienden la iconografía Huitoto, punto de partida de la obra de Rember, y se vuelven universales.

Consideramos que, con esta muestra, Rember Yahuarcani consigue con creces un objetivo largamente buscado: crear un universo pictórico de gran belleza y perfectamente asimilable desde cualquier perspectiva, sin traicionar sus orígenes. Desde ahora sus Horizontes sin Memoria, son también los nuestros.

Curaduria: Armando Williams y Doris Bayly
Museografía: Victoria Morales G.

SUEÑOS DEL CREADOR, Galeria de Arte BBVA, Iquitos
















LA VIDA, ESE SUEÑO

La distinción entre el sueño y la vigilia es una de las claves del racionalismo. El sueño es el territorio de la fantasía y el desorden. La vigilia, el imperio de la lógica y la realidad.

La asociación entre sueño y nocturnidad, le otorga a los sueños un carácter secreto, inconfesable y peligroso. Como los sueños nos perturban y suelen perseguirnos una y otra vez, les otorgamos una carácter simbólico, los convertimos en una parábola, los banalizamos. Así, si soñamos con la muerte, no es que vayamos a morirnos. Vamos a cambiar de empleo, a mudarnos de casa o alguna otra banalidad.

Otra variante de esta dulcificación de lo que podría ser una premonición sobrecogedora es la sexualización de todos o muchos de los objetos que nos visitan durante nuestro sueño: símbolos de deseos sexuales reprimidos o de instintos que nos negamos a aceptar como propios durante la vigilia.

Occidente y lo que llamamos modernidad se sustentan en esta distinción entre lo real y lo soñado. Se considera un rasgo de civilización establecer una clara frontera entre vigilias y sueños. Ocurre, sin embargo, que no siempre es fácil saber cuándo se está soñando y cuándo no. Resulta una convención social creer que ahora estoy despierto y en vigilia y no soñando. Lo creo así porque otros me oyen, me ven y me hablan y creen como yo que están despiertos.

Pero es una creencia convenida, asumida, pactada. Eso no demuestra que yo estoy despierto ya que esos otros que me hablan y me creen despiertos pueden ser personajes de mi sueño y no objetos reales. Mi sufrimiento y mi felicidad, que tanto me afectan y que tanto creo sentir, pueden ser, en verdad, figuraciones e ilusiones oníricas, tan vívidas e impresionantes como todo buen sueño.

Las llamadas culturas “primitivas” carecen de esa angustiosa incertidumbre o consideran ilusoria o inútil esa intentona casi siempre desconcertante de distinguir entre lo vivido y lo soñado.

Esto es lo que ocurre con esta teología artística de Rember Yahuarcani que hoy se expone ante nosotros. Teología porque las obras de Rember constituyen una explicación del origen y creación del universo. Bien puede llamarse a esta teología una teología de los sueños. Primero, los dioses sueñan y después crean el mundo. Es decir, la creación es soñada. La realidad se debe al sueño. Los dioses son tales porque sueñan. Si se quiere, soñar es divino. El sueño es la fuente de la realidad.

La distinción entre lo soñado y lo real es irrelevante ya que una no existe sin el otro. Sueño y realidad son dos caras de la misma verdad. Verdad única, aunque con una mascara de sueño y otra de vigilia.

Esta teología de Rember Yahuarcani, aprendida gracias a los cantos tradicionales de sus abuelos y sus padres, no admite tampoco la distinción o separación entre hombres y naturaleza. Es, más bien, una teología de la comunión o responsabilidad compartida entre unos y otra. Lo que quiere decir que el hombre no es el centro de la creación y no tiene pergaminos o atribuciones para disponer de la naturaleza. Justamente de lo que ahora nos estamos arrepintiendo por obra y gracia del calentamiento global y otras desgracias probablemente irreversibles.

Lo que la teoantropología de Rember nos indica es que el hombre no es ni el centro de la creación ni un ser superior en medio de seres animales, vegetales o de otro tipo supuestamente inferiores.

El arte de Rember Yahuarcani resulta utilitario en la medida en que es una lección sobre estas y otras cosas. Una ilustración del origen de las cosas y del hombre en este mundo.

Pero, como todo arte que merezca ese nombre, la pintura de Rember no se agota en esa calidad pedagógica. El arte sugiere, crea sensaciones y despierta sensaciones que uno cree inexistentes o dormidas desde hace mucho tiempo. Rember nos asoma a un mundo complejo, concatenado en todos sus elementos. A mi, personalmente, me remite al Bosco y su célebre Jardín de las Delicias, un complejísimo fresco de la condición humana y a veces su degeneración personificada en los hombres-bestia del gran maestro flamenco. Aunque probablemente Rember no estaría de acuerdo en que animalizar a los hombres es una forma de exponer su degradación. Salvo que humanizar a las llamadas bestias sea también una forma de degenerarlas.

Estamos ante la obra de un pintor mayor de la cultura amazónica, aunque muy joven aún en años. Mayor y menor: dos caras de la misma realidad. Porque Rember puede ser, en verdad, el testimonio de una larga historia: la de un pueblo amazónico que conserva un legado para toda la humanidad
.

Lima, mayo de 2008

JOSÉ MARÍA SALCEDO

Presentado por José María Salcedo
Museografía y Montaje: Victoria Morales G.
Producido y Apoyado por: Jaime Vazquez Valcarcel

jueves, 30 de julio de 2009

"ARTE, MEDICINA Y ESPIRITUALIDAD EN LA SELVA AMAZÓNICA"
















Curador: Francisco Javier Ríos
Direccíon: Vilma Diaz y Zárate, Sacha Domenech
13 de Marzo - 11 de Abril de 2009
Centro Cultural Recoleta,
Buenos Aires
Argentina



miércoles, 29 de julio de 2009

"LLANCHAMAS: Sólo Pieles", Galería de arte 80m2, 2008



Luna Ascendiendo al espacio
40 x 54 cm
Tintes Naturales y Acrilico sobre Llanchama




Aima, Joma y Jitoma
105 x 150 cm
Tintes Naturales y acrilico sobre llanchama

Colección Particular














LLANCHAMAS:SÓLO PIELES
Tenemos ante nosotros a un artista de corta pero intensa trayectoria. Rember Yahuarcani, de la etnia amazónica de los huitoto, se ha propuesto mostrarnos, a través de cada nueva exhibición, la visión cosmogónica de la cultura de la cual proviene. Para ello, decodifica la tradición oral que lo acompaña desde niño, identificando a los personajes protagónicos y plasmándolos en espléndidas formas, sobre la versátil superficie de la Llanchama, la piel del árbol. De hecho, cada uno de sus alucinados seres, tiene una historia. Esta, para ser atrapada, puede pedir tintes vegetales o acrílicos.

En Llanchamas: sólo pieles, su última serie, nos presenta al Buiñaiño – la mujer del creador, representada en el arco iris, en la anaconda o en la palmera del aguaje; a la Izula u hormiga de la selva; la Huala o la mujer rana y a los pensamientos de Juma. Todos, seres fascinantes que pueblan paisajes ensoñadores, y se sitúan en la frontera entre la realidad y la irrealidad. Con esta muestra, Rember Yahuarcani marca un punto de quiebre respecto a las anteriores.

Explica que hasta el año pasado, trataba de plasmar, de una manera lineal, historias de mitos relacionados a la cosmogonía huitoto, pero desde este año, decidió cambiar. Abandona el discurso narrativo, y entra, deliberadamente, a explorar el lenguaje pictórico de la tradición occidental, no sólo a través del desarrollo de personajes que – si bien tienen vínculos con la cosmogonía huitoto – son creaciones de su imaginación, sino incorporando el uso de acrílicos a una paleta donde los tintes vegetales tenían soberanía absoluta.

Rember Yahuarcani apunta también a formar parte de una sociedad a la que no pertenece por vínculos naturales. “Yo vengo con ganas de mostrar algo, de contar mi historia, la de los huitoto (así como ustedes, cuando se conocen se cuentan sus vidas) y, hasta el momento, he tenido buena acogida. Necesito que, quienes viven en esta ciudad, sepan que nosotros estamos aquí, en este país. Pero acabado el período de exposición, tengo siempre la necesidad de regresar”.
Rember se nutre de las historias que le cuenta, hasta hoy, su abuela en lengua nativa. Las incorpora a su archivo de imágenes después de ser traducidas por su padre, ya que en su caso el aprendizaje del castellano desplazó el huitoto. Luego, cosa curiosa, consulta textos de antropólogos especialistas en la etnia huitoto, para entender el verdadero significado de términos que emplea su abuela. Es el caso por ejemplo de Buiñaiño, al mismo tiempo, la esposa del creador, arco iris, diosa de todos los seres del agua y también, palmera del aguaje.
Por otro lado, y para acentuar la ironía, Rember dice que cuando está en la ciudad, trata de estudiar un poco a la gente, para terminar de entender cómo se puede sobrevivir en un espacio como este. De hecho, jamás se encontrará en la selva a un huitoto o a un bora pidiendo auspicios, comenta.

Las llanchamas están tendidas y los personajes capturados. Es cuestión de afinar los sentidos para tender un puente de complicidad entre la iconografía de Rember Yahuarcani y nuestro asfalto puro y duro. Al fin y al cabo, somos también objetos de estudio.

Armando Williams y
Doris Bayly




LLANCHAMAS: Sólo Pieles

Exhibición Individual
Galería de Arte 80m2: Arte & Debates
Presentado por Armando Williams y Doris Bayly
Museografía y Montaje : Victoria Morales G.

Todas las fotos: Victoria Morales G.


"LOS HOMBRES DEL CIELO", Museo de Arte, CCSM, Abril - Mayo 2007


Nófúnímá y Búínáíréma
40 x 54 cm
Tintes Naturales y Acrilico sobre Llanchama



El Tabaco
54 x 83 cm
Tintes naturales y acrilico sobre Llanchama
Colección Privada



Jitoma y Yo
124 x 178 cm
Tintes Naturales y acrilico sobre Llanchama



La Creación del Mundo

149 x 219 cm
Tintes Naturales y acrilico sobre Llanchama

De mi Colección














Rember Yahuarcani es un personaje de linaje. Proviene de la amazonía, de esa extensa selva poblada de árboles, animales y ríos, donde el firmamento se llena de colores y donde la luz es distinta a cualquier otro lugar del planeta. Pertenece al Clan Aymenu (etnia Uitoto), cuyos integrantes no aceptan esta denominación por considerarla despectiva, ya que el término nombra a un género particular de hormigas que se caracterizan por su belicosidad y viven permanentemente enfrentadas.

Formas, imágenes, colores y soporte son extremadamente originales en Rember. Sus representaciones plásticas están pobladas de elementos de su entorno amazónico y de personajes de mitos y leyendas que su abuela le contaba cuando niño, y que se resiste a dejar en el olvido. Lavocación de Rember está asociada a una exploración autodidacta que lo lleva en una búsqueda incesante por los caminos de la etnografía, hurgando en la introspección para llegar al origen. Sus disposición por el otro lo acerca, lo traslada, lo invoca, lo guía y lo obliga a una contemplación que pretende llevar a un soporte específico para interpretar su propia visión.

La obra de este joven pintor se orienta a un relevamiento de la memoria visual, espacial y temporal que genera en cada una de sus obras componentes del imaginario colectivo: personajes como LLOJERO, dueña del viento, o JASICU, dueña de todos los seres del monte, REICÚCURI padre del fuego, y todo el universo de deidades y tradiciones que dan continuidad a la vida comunitaria en esta parte de la amazonía. Lo que mueve a Rember Yahuarcani es su permanente compromiso y responsabilidad como miembro de una comunidad que pretende retratar para las generaciones futuras.

Plástica y memoria, amazonía y Perú confluyen en cada una de estas “llanchamas” (soportes de fibra vegetal) que fungen de lienzos en donde Rember plasma poderosas imágenes, de destellantes colores, del mundo narrado por sus propios parientes, para compartirlo con la sociedad de los espacios urbanos.

Hechos que van desde el mito de la creación, las primeras plantas y animales, pasando por la música y llegando hasta las constelaciones y los fenómenos naturales –es decir todo aquello que constituye la materia prima del ideario de las comunidades amazónicas-, encuentran su expresión plástica en las obras de Rember. Una expresión diferente, no con la mirada del otro sino con la propia mirada, trabaja en situ, con informantes de primera mano, la familia, el ambiente, la naturaleza, los insumos y la evolución y disposición anímica requeridas.

Es difícil asumir que toda esta iconografía ha sido realizada en talleres tradicionales que, sin embargo, poseen para el pintor cualidades insustituibles, como la tranquilidad que le da su entorno muy cerca de Pebas, a orillas del río Amazonas, y el privilegio de tener como techo al firmamento y el brillo de sus mil estrellas.

Rember Yahuarcani, al decir del maestro mexicano Jesús Galindo, “toca los hilos invisibles del misterio de lo visible, muestra lo que está más allá de lo evidente y de la forma, y los estructura antes nuestros ojos, en nuestros ojos”.


Luis Repetto Málaga y
Carlos Eyzaguirre Beltroy
Curadores



Pocas veces los espacios culturales capitalinos ofrecen la oportunidad de acceder al conocimiento de mitos, creencias, personajes y dioses que desde el origen mismo del tiempo del hombre en nuestra geografía conforman una cosmovisión articulada y hondamente significativa de uno de nuestros (visto desde lima) más remotos pueblos amazónicos, como es el caso de esta exposición que, bajo el titulo de “Los Hombres del Cielo”, el Museo de Arte del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos se honra albergar.

Nacido en Pebas, Loreto, en el Bajo Amazonas, en la nación conocida como UITOTA y perteneciente al clan AYMENU que, precisamente, significa en castellano “Los hombres del cielo”. Rember Yahuarcani, artista biológicamente joven pero muy antiguo por sangre de memoria, nos brinda esta invalorable posibilidad con una aguda sensibilidad y fresca sencillez, que nos maravilla y conmueve, no sin despertar una vez mas en nosotros la necesidad de interrogarnos sobre el sentido y alcance de lo que buscamos y queremos entender como una identidad nacional, que sea inclusiva, auténticamente tolerante y muy respetuosa de la igual dignidad de las innumerables y riquísimas culturas que, para suerte nuestra, la conforman.


Germán Carnero Roqué
Director Museo de Arte
CCSM



LOS HOMBRES DEL CIELO
Museo de Arte. CCSM.
27 de abril al 27 de Mayo de 2007
Muestra Individual.
Curaduria: Luis Repetto y Carlos Eyzaguirre Beltroy
Museografia y Montaje : Victoria Morales G.
Todas las Fotos. Victoria Morales G.